Si quiere que algo se haga despacio, caro y posiblemente muy bien, acuda a los británicos.
Aunque Gran Bretaña creó los inmortales Spitfire, Lancaster y Mosquito también creó una gran cantidad de diseños a veces peligrosos, vergonzosos y diabólicos. Éstos son sólo diez arrancados de una preselección de treinta. Para definir "el peor" hemos buscado uno, o una combinación de los siguientes: defectos de diseño, errores conceptuales, ser extremadamente peligroso, ser desagradable de volar u obsoleto en el momento de entrar en servicio (y el tipo debe haber entrado en servicio).
10: Blackburn Beverley

Apenas un año separa la entrada en servicio del Beverley (1955) y del Lockheed C-130 Hércules estadounidense (1956), y sin embargo, sesenta años después, uno de ellos sigue siendo el mejor transporte táctico -sirviendo en muchas fuerzas aéreas de todo el mundo- y el otro sólo existe en forma de una solitaria pieza de museo que permanece a la intemperie en un pueblo cercano a Hull, en Inglaterra. Hay una razón para ello.
El Beverley contaba con cuatro Bristol Centaurus capaces de generar un total de 11.400 caballos de potencia que tiraban de un Beverley totalmente cargado que pesaba 61.235 kg; el C-130A tenía un peso máximo de 56.336 kg y contaba con 15.000 caballos de turbohélice para moverlo. El Centaurus también propulsó el pésimo Firebrand, el desesperanzador Buckingham y el técnicamente brillante (pero conceptualmente equivocado) Brabazon, y, para ser justos, el brillante Sea Fury.
10: Blackburn Beverley

Cabe destacar que el Beverley estaba equipado con el que quizás sea el retrete más peligroso de la aviación. Estaba instalado en la parte trasera del avión, junto a la escotilla paracaidista. Un desafortunado militar cayó seis metros al salir del retrete, cayendo a través de la escotilla paracaidista abierta en ese momento en el suelo del espejo de cola.
Lockheed dedicó ingentes recursos a conseguir que el Hércules saliera bien (hasta el punto de que el ingeniero jefe de Lockheed Kelly Johnson pensó que el proyecto hundiría a toda la empresa), mientras que Blackburn utilizó tecnología de la Segunda Guerra Mundial ya calentada y un tiempo de desarrollo muy lento para producir un avión que, en el mejor de los casos, era una rareza demasiado especializada.
9: Supermarine Scimitar


















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